Después de que Hernán Cortes fundara Villa Rica de la Vera Cruz, es informado del odio cada vez mayor de los Campoaltecas, ya que se encontraban en una situación de sumisión y además debían pagar tributos.
El temor a que este tipo de pueblos iniciaran una revuelta es la razón por la que Hernán Cortés decide adentrarse en territorio mexicano. Esto conllevó varias batallas, la primera contra los Tlaxcaltecas, que viendo la superioridad del pueblo español decidieron unirse a ellos y luchar contra sus rivales, los conocidos como Mexicas.
Después de tomar la ciudad de Cholula, a pesar del intento de emboscada de Moctezuma, Cortés fijó su próxima conquista, Tenochtitlán. Hernán Cortés decidió tomar la ciudad de una manera pacífica ya que estaba en el punto de mira por excederse en alguna de las batallas, pero en un momento en el que él se encontraba fuera de la ciudad, Pedro de Alvaredo ordenó atacar y matar a todas las personas que se encontraban en ese momento en la Plaza Mayor. Este hecho enfureció al resto de habitantes, que decidieron tomar las armas, y Hernán Cortés tuvo que huir de la ciudad, dejando atrás a muchos de sus hombres que fueron asesinados a manos de los lugareños. Entre ellos Moctezuma, que intentó calmar al pueblo, pero ellos ya no le veían como una figura de máxima autoridad, por lo que finalmente murió lapidado.
Cortés se retiró a Tlaxcala, para desde allí iniciar un ataque y culminar su conquista. El plan consistió básicamente en ocupar las urbes que se encontraban en las zonas aledañas de la ciudad.
En mayo de 1521, Hernán Cortés llega a Tenochtitlán y tras algo de resistencia de los Mexicas, finalmente se rinden el 13 de agosto de 1521.
En esto momento, con la toma de Tenochtitlan, comienza la llamada época colonial de México, que no acabará hasta 1821.
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